jueves, 4 de noviembre de 2010

XIX. EL MUNDO ESTÁ (BIEN) JODIDO

Ni por favor ni ostias. ¡Viva la libertad de estupidez! Cualquier becerro con forma humana puede opinar idioteces jaleadas por descerebrados llenos de razón. Como pistolas de agua revestidas de amianto y llenas de ácido sulfúrico, así es de inofensivo. La solución siempre es una disolución.
Para quien piense que la vida es demasiado corta dedico un sonoro corte de mangas. Menos mal que no duraremos lo suficiente para verlo ni para extinguirnos sin dignidad. Vayamos dejando unas cuantas generaciones más para que se coman el marrón.
Entretanto, busquemos cubiles para escondernos y mantener momentos de esperanza, bonhomía, inspiración o paz. Encontremos madrigueras a salvo de cretinos mediocres que se creen poseedores de la razón y embriaguémonos como monos comiendo frutas fermentadas. Siempre se colará algún listillo o algún ser despiadado. Pero al menos aquí somos mayoría. Por ahora. Y esto es más o menos la oficina.

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