Jesús es un buen tío. A veces bebe demasiado y entonces se pone elocuente. Nos dice que esta vez no. Que no va a perder el tiempo sermoneando y brindando sus enseñanzas para que después el mundo se lo pase por el forro. Mira al techo y señala con el dedo. Esta vez no. "Volveré a morir por los pecados de todos pero esta vez voy a pasármelo de puta madre mientras dure"- reta desafiante.
Y no hay mayor desafío.
Lástima que en la oficina todos seamos ateos. O casi.
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