viernes, 5 de noviembre de 2010

XX. GLORIOSA CARGA

El paseo fue más largo de lo habitual y sus ojos se clavaron en él. Se compadeció un instante pero sabía la verdad. Esa criatura escurridiza no tendría piedad en situación favorable así que giró sobre sus pasos. No lo seguiría. Ahora no. Las farolas se doblaban y el peso se hacía liviano a cada paso. Bendita contradicción. Cuando el peso dejó de ser peso supo que el paseo había terminado. Misión cumplida. Otro resto en la acera.

jueves, 4 de noviembre de 2010

XIX. EL MUNDO ESTÁ (BIEN) JODIDO

Ni por favor ni ostias. ¡Viva la libertad de estupidez! Cualquier becerro con forma humana puede opinar idioteces jaleadas por descerebrados llenos de razón. Como pistolas de agua revestidas de amianto y llenas de ácido sulfúrico, así es de inofensivo. La solución siempre es una disolución.
Para quien piense que la vida es demasiado corta dedico un sonoro corte de mangas. Menos mal que no duraremos lo suficiente para verlo ni para extinguirnos sin dignidad. Vayamos dejando unas cuantas generaciones más para que se coman el marrón.
Entretanto, busquemos cubiles para escondernos y mantener momentos de esperanza, bonhomía, inspiración o paz. Encontremos madrigueras a salvo de cretinos mediocres que se creen poseedores de la razón y embriaguémonos como monos comiendo frutas fermentadas. Siempre se colará algún listillo o algún ser despiadado. Pero al menos aquí somos mayoría. Por ahora. Y esto es más o menos la oficina.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

XVIII. J.C.

Jesús es un buen tío. A veces bebe demasiado y entonces se pone elocuente. Nos dice que esta vez no. Que no va a perder el tiempo sermoneando y brindando sus enseñanzas para que después el mundo se lo pase por el forro. Mira al techo y señala con el dedo. Esta vez no. "Volveré a morir por los pecados de todos pero esta vez voy a pasármelo de puta madre mientras dure"- reta desafiante.
Y no hay mayor desafío.
Lástima que en la oficina todos seamos ateos. O casi.