martes, 20 de abril de 2010

IX. DESPERDICIOS

Baja por la calle. La mirada busca encuentro tras cualquier alcantarilla. Esquiva. Y miope. Dos figuras amenazadoras mutan en sombras. No lo puede evitar. Sabe que le acecha. Y que en cuanto baje la guardia todo habrá terminado. Se escabulle y mira atrás con la nostalgia del que hizo de su vida un desperdicio sin retorno.
Dentro, el Muerto Más Venerable asegura que es posible vivir bajo el agua y que allí se irá cuando haya que escapar de la Guerra. El Joven Anciano sonríe. Hace algún tiempo le hubiera dado la razón. Pero ahora sólo sonríe.
Y los sonidos subacuáticos y la voz de las ballenas aparecen a tiempo. Justo a tiempo, como no.

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