miércoles, 7 de abril de 2010

I. LOS CAMBIOS

El Joven Anciano está triste. Él no lo dice pero en los últimos meses se ha echado dos siglos encima. Y le pesan. No es fácil de soportar tal carga. O eso creo. Como no debe ser fácil pasar de ser pura energía libre a convertirse en esclavo de temores propios y ajenos. Pero está convencido. Así que supongo que estará bien.
Hoy J.L. me cuenta una historia de amor que no fue. Algo que ni él mismo recuerda si llegó a suceder. El brillo de sus dientes actuales no lo aclara. Pero las palabras son bellas cuando saben amarse. Me mira y aspira el humo que todos han dejado en el ambiente. Posiblemente ese humo le cuente historias que lo alimenten.
Tampoco importa mucho ahora. Algún zopenco que no se callaría ni aunque el mismísimo Elvis le cantara al oído ha roto la magia. Retumban sus rebuznos pero seguro que él ni siguiera ve a J.L. ni al Joven Anciano, ni nunca conoció a mi Amigo Suicida. Así que ¿qué cojones importa?.

2 comentarios:

  1. Me va a permitir usted que convierta este texto en un tema folk?
    (en inglés claro)

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  2. Por supuesto. Si sirve para algo adelante.

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